martes, 21 de septiembre de 2010

La Nueva Vida de Melody. 8º Capítulo.


Liam POV








Estaba mucho más que frustrado. Me quería morir. Melody no quería hablarme y yo lo único que quería era que ella volviera a mi lado, me amara como yo a ella. Los celos, si los celos, me tenían loco. Era desquisiante la forma en que Melody besaba a su esposo. Lo apasionada y cariñosamente en que sus labios besaban los de él...Él. Los labios de Melody me pertenecían, eran míos. ¡Yo los besé por primera vez!, Melody me lo dijo en el tiempo en que estábamos juntos. "Estábamos" que triste suena. Quiero volver a ella, quiero besarla y decirle el cuánto lo siento. ¡Qué daría por estar en sus brazos y volverla hacer mía, como aquellas veces... Aún recuerdo su piel cálida contra la mía, su suavidad y adorable torpeza cuando estaba nerviosa. Extrañaba a Melody.





-Liam, despierta... -dijo una voz a mi lado. Si... Era esa voz, era aquella dulce voz y llena de inocencia, Melody estaba a mi lado.






No quise abrir los ojos, quería seguir sintiéndola. Melody acarició mis abdominales, trazó círculos sobre ellos y luego me dio un beso en los labios... Espera, esa no era Melody, no MI Melody, no no definitivamente no era... Melody besaba dulce e inocentemente.


Abrí los ojos y mi dulce y breve fantasía desapareció... Jen.. ¿Jennifer?, no..¿Julian? o como se llame, era la que estaba acostada a mi lado, no mi Melody...



-Me despertaste -mascullé fríamente saliendo de la cama.



-Perdona -dijo ella haciendo un puchero y haciéndose la sexy, pobre chica, si supiera que estaba haciendo sólo el ridículo tratando de excitarme nuevamente...



-Vístete, tengo que dejar ordenado el chiquero que dejastes anoche en mi living -le exclamé colocándome mis pantalones y mi camisa.



-No quiero... ¿porqué no vienes y seguimos jugando? -dijo trazando los mismos círculos sobre la sábana que minutos atrás había estado haciendo en mi pecho.



-Vístete y te vas... -Señalé fríamente la puerta y salí a ordenar un poco el departamento.




Durante el día no hice otra cosa que pensar en Melody, estaba frustrado, la perdí. Y todo por mi estupidez y mi egoísmo... ¡Si tan sólo hubiera estado con ella cuando me necesitó!, si sólo me hubiera aferrado a ella... Melody no salía de mi cabeza.
Por la tarde vagué por las calles, quería ir a la calle de su Café pero no quería que ella me viera, yo sólo la quería observar y seguirme transformando en el psicópata que era... Quería volver a ser el Liam que ella amó, quería que me volviera a ver con esa mirada de cariño y una hermosa sonrisa en sus labios. Quería que me abrazara y que me dijera que todo estaría bien. Quería a MI Melody de vuelta.
Luego de "sacar" de mi departamento a ¿Jen?. Miré a mi alrededor y mi departamento lucía horrible, desordenado y con varias botellas de Whisky, Vodka y cervezas regadas por el suelo luego de la agitada y "no recordada" noche por mi. Habían unos cuantos zapatos de tacón altos regados, supongo que todos eran de distintas chicas que traía al departamento. Seguí observando calladamente hasta que mi vista paró en un mueble al fondo de la sala... Detrás de varias botellas vacías, estaban las fotos de Melody tomada hace como diez años atrás, de nosotros tomando un helado en una heladería. Aún recuerdo sus vestidos, sus sombreros y sus gafas de colores y formas que usaba cuando hacía un día hermoso y estaba conmigo, que feliz fue aquella época.... Tomé la foto en mis manos y por mi cabeza pasó una fugaz idea.


Todo lo de mi alrededor me hizo pensar en una sola idea...
Tenía que cambiar para Melody.
Tenía que cambiar y recuperarla.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Juego de Manos. Presentación


¿Qué podría haber hecho mal?. ¿Quíen fue que lo descubrió?, ¿cómo?, ¿qué pasó con el tal "David Johnnson" el supuesto culpable de el terrible asesinato de la familia Fitz-Strauss?.









James Cadillan se encontraba una mañana fría del 15 de Septiembre en una cafetería en Brooklyn. Su expresso ya estaba frío, más que la mañana pero no tanto como su cuerpo.


-¿Se encuentra bien señor? -La camarera lo sacó de su penetrante y asustada mirada hacia el televisor que se ubicaba en la parte superior del café, en la esquina izquierda a un lado del ventanal. El televisor mostraba las noticias acerca de David Johnnson anunciando su liberación de la cárcel esta mañana.
-"David Johnnson fue liberado tras ser obsoleto al caso Fitz-Strauss. Esta mañana el agente Gilmore declaró ante la prensa -"El caso permanece abierto aunque haya sido liberado ya que se demostró que la huella en el arma homicida no pertenezca a David Johnnson. Aún no se ha podido descubrido a quién pertenece, pero estamos totalmente de acuerdo con el Laboratorio de que la huella no es de él y que la coartada que pertenece está confirmada por un familiar y un testigo. Por el momento, tenemos una prueba y nos extenderemos más allá de Manhattan. Tenemos una pista que nos dirige al centro de Brooklyn en uno de las calles más peligrosas de New York. " - Los periodistas abordaron al agente Gilmore con preguntas y el recepcionista de la barra cambió el canal suspirando fuertemente.




-Ehh, si. La cuenta por favor -Logró articular James Cadillan.




Tenía que salir, que correr. Rápido, sin incluso ser notado, tenía que desaparecer...




-Aquí la tiene -La camarera volvió a la mesa de James Cadillan, pero éste se había ido y dejado una pequeña cantidad de dólares y propina. Ya había desaparecido para las personas.




James Cadillan, tenía 46 años, era un hombre solitario, millonario anónimo... Era un asesino, culpable de la muerte del multimillonario matrimonio Fitz - Strauss y sus tres pequeños hijos, contando a los 37 empleados de la gran mansión.



James Cadillan, tenía que desaparecer de la faz de la tierra, o de la faz a los ojos de las personas. Esto es "Juego de Manos".

sábado, 11 de septiembre de 2010

La Nueva Vida de Melody. 7º Capítulo.




-Tengo que irme... -Melody susurró aún con su frente y la de Liam tocándose.






-Por favor, no.. -Liam se acercó peligrosamente a los labios de Melody y esta logró reaccionar antes de caerse en aquella tentación.






-Liam por favor... Para -Melody se alejó de él.






-¿Él vendrá a buscarte hoy?, ¿verdad? -Liam enarcó una ceja.






-Si, es mi esposo, ¿no crees? -Melody también enarcó una ceja.






-Si, bueno, ,me lo esperaba, si fuera tu esposo, no te dejaría sola ni un minuto -Liam susurró.






-No nos volveremos a ver Liam, no más... -Melody comezó a decir -esta fue la primera y última vez que te me acercas. Sal de mi vida de una vez.






-No me puedes pedir eso -Liam hizo una mueca de dolor -volví porque mi vida no tenía sentido, porque desde que terminé contigo hace diez años... Mi vida no es nada. No te imaginas cuanto te extrañé, cuanto anhelaba estar a tu lado -Liam no continuó y Melody lo interrumpió.






-¡Para Liam!, no me vengas a decir eso... Fui yo la que no pensaba en otra cosa que no fuera en ti... Incluso hace unos cuantos meses, volví a recordarte y a pensar en ti... Desde que me dejaste las lágrimas no eran de otra cosa que no fuera por ti -Melody prosigió -Y no te lo estoy pidiendo, te estoy obligando.






Dicho esto Liam dejó caer unas lágrimas y Melody mirándolo por última vez se dirigió al Café que probablemente seguía abierto, sin mirar atrás, donde se encontraba Liam llorando en silencio.



Era de noche y los neoyorquinos no dormían, habían luces que destacaban de Pub's, las tiendas nocturas y cafés como el de Melody en plena función. Cuando llegó al suyo, Vicente estaba impaciente hablando con Daniel el recepcionista. Melody entró y Vicente suspiró.






-¿Dónde estabas Melody? -Vicente la abrazó -Estás heladísima... ¿estuviste llorando?, ¿qué pasó? -Melody no se había dado cuenta que en el trayecto de el parque hasta el café había estado llorando.






-Nada Vicente no estoy llorando -Melody se safó bruscamente de su abrazo y se sentó en la barra. Vicente hizo lo mismo.






-Entonces explícame porqué estás en este estado y porqué no contestabas el celular -Vicente la miraba fijamente.






-Lo apagué, quería estar sola un rato. ¿No crees que soy bastante grande? -Melody habló fríamente.






-Perdona... -Vicente dejó de mirarla y le pidió a Daniel dos cafés.






Bebieron su café en silencio y Vicente quería disculparse por haberle dicho algo que la molestara cuando su mirada salió de Melody y se fijó en la calle de enfrente, un hombre alto, rubio los miraba fijamente. Éste al percatarse de la mirada de Vicente se fue caminando calle arriba.



-Perdona Melody -Vicente susurró mirandola a la cara y ésta lo miró con dulzura y le acarició la mejilla.





-Está bien, solo te preocupaste por mi... Te entiendo -Melody sonrió con alegría pero no le llegó a los ojos.





-Me dijeron que te encontraste con un tal Liam en la mañana -Vicente sacó cuidadosamente la mano de Melody de su cara para no ofenderla. Melody fulminó con la mirada a Daniel que los miraba y secaba unas tazas, éste bajó la cabeza en señal de arrepentimiento.





Melody sólo suspiró.







-Melody hablame de él -Vicente no parecía molesto, en absoluto. Él estaba debatiéndose mentalmente si enojarse con lo que él creía que escucharía, o ser paciente y dulce con ella.






Melody dudó seriamente. Quería decirle, que seguía loca y apasionadamente enamorada de él. Pero que lamentablemente la parte de su corazón que durante diez años no latió, ahora estaba latiendo de nuevo. Liam había vuelto a su vida, quiera o no.




-Liam me encontró hace unas semanas según supe -Melody no quería mirar a Vicente a los ojos, la vergüenza era demasiada. Estancó su mirada en sus manos.




-Continúa -A Vicente los celos ya lo tenían loco, y era recién el comienzo.




-Bueno... -Melody prosiguió - él aún no me olvida, aún me quiere. Dice que no logró olvidarme luego de diez años y que por eso me buscó -Melody mencionó con un dejo de sarcasmo.




-¿Él sabía que tú eres una mujer casada y feliz? -Vicente susurró con tristeza -¿eres feliz conmigo, ¿verdad Melody?.




Ambos se miraron y Melody estaba con la boca abierta, iva a responder pero Daniel los interrumpió.




-Chicos, disculpen de verdad. Pero yo creo que es hora de cerrar ¿no Melody?, no hay gente así que... -Daniel fue interrumpido por Melody.




-Claro, nosotros nos ívamos a la casa, tú cierra por favor. Te veo mañana.




Daniel miró a Vicente y éste asintió.



En el camino a la casa de Vicente y Melody, ninguno habló, el silencio era muy incómodo, para ambos. Pero al parecer ellos preferían quedarse en silencio, al llegar a casa, todo se sabría.



-Prosigue, por favor -Vicente se sentó en la cama de ellos y Melody quedó parada mirando la oscura noche en el ventanal de su dormitorio.


Melody suspiró.



-Si, soy feliz a tu lado Vicente. Eso quiero que lo sepas siempre -Melody susurró mirando el reflejo de Vicente sentado mirandola fijamente.


Ninguno habló.



-Pero le amas a él también, ¿verdad?, ¿aún? -Vicente hizo una mueca de dolor.



-No Vicente. -Melody se dio vuelta para mirarlo, éste la miraba asombrado y a la vez con una hermosa y pequeña sonrisa.



-¿Me amas como yo te amo a ti ? -Vicente se paró y caminó hacia ella. -¿Me deseas como yo te deseo Melody? -Vicente le susurró al oído y le acarició la espalda. Melody cerró los ojos ante este placentero cariño.



-Lo que sé, es que no quiero besar los labios de nadie más que los tuyos. -Melody besó apasionadamente a Vicente.




viernes, 27 de agosto de 2010

La Nueva Vida de Melody. 6º Capítulo.


Increíble, shockeante e impactante. Melody olvidó como respirar, y si quizás lo hacía era agitadamente. Era Liam, estaba frente a ella, alto y melancólico como siempre, sólo que aquella melancolía solo le brillaba en su juventud y ahora no era más que algo opaco sobre él. Pero aún así, estaba allí, agarrando su brazo con aquella misma torpeza jóven que alguna vez Melody ocultó en su memoria con tratar de olvidarlo... Era Liam.






-¿Qué haces? -Melody sacó todo recuerdo hiriente de su memoria y quitó su brazo del agarre de Liam.




-Perdona yo... -Liam suspiró exhausto -Melody perdona que haya aparecido así.







A Melody le dio un escalofrío al escuchar su nombre salir de los labios de Liam. Su voz había cambiado un poco, ya no era suave, era torpe y un poco más ronca. Definitivamente el Liam que ella conoció se estaba extinguiendo en aquel cuerpo.







-¿Qué quieres? -Melody se impresionó al notar su propia voz dura y fría. A Liam le dio como un cuchillazo en el estómago.





-Sólo quería verte... -Liam susurró.










-Ya me viste, ahora por favor desaparece -Melody comenzó a susurrar ya que la gente desde adentro, incluso los que trabajaban comenzaron a girar las miradas hacia ellos.





-Melody al menos conversemos por favor -Liam parecía desesperado.








-¡ No Liam ! -Melody gritó y Daniel, un recepcionista salió al encuentro de Melody.







-Melody, ¿todo bien? -Dijo enarcando una ceja y mirando con indiferencia a Liam.




-Si todo bien, él ya se iva -la voz de Melody sonó más fría aún.





-Si ya me iva -Liam susurró para sí mismo.











-Bien, Melody hay gente pidiendo más stock... -Daniel no pudo terminar.




-Claro ya voy, entra por favor -Melody le dijo a Daniel. Este obedeció pero no se fue si no antes lanzarle una mirada asesina a Liam.




-Andate por favor y no te vuelvas ha acercar a mi -Melody ni lo miró a los ojos, solo entró y al final vio a Liam irse calle abajo.





Luego de aquel primer y desbocado encuentro de Liam y Melody, esta no podía analizar bien todo lo que Liam le dijo, ¿para qué quería hablar con ella?, ¿para qué se dignó a aparecer ahora, si la dejó hace 10 años atrás con una herida que sólo Vicente a logrado llenar. Al parecer, aquella herida se había vuelto abrir y el dolor intenso volvía.





Esa tarde telefoneó a Vicente y le dijo que llegaría más tarde ya que comenzaban a ampliar una sala del Café. Éste no vio ningún problema en pasar a buscarla por la noche para que no anduviera sola.





Mientras tanto, Melody estuvo toda la tarde inspeccionando la sala en construcción pero su mente estaba en Liam durante todo el tiempo. Aún estaban en su mente, en su recuerdo, el aliento de Liam muy cerca de sus labios al hablarle luego de 10 años, el estado de shock en el que devería de haber caído y sus ojos grises. Lo más bello que Melody había visto jamás. Se sentía mal, el tan sólo seguir pensando en Liam era riesgoso para su relación con Vicente y para la vida de Melody. Luego de 10 años de soledad, tristeza y olvido. Por fin había logrado construír algo con el hombre más dulce de la tierra.




Melody terminó antes de lo previsto, no quiso llamar a Vicente, tenía que estar a solas y pensar un poco, así que se sumió en el atardecer neoyorquino y se encaminó hacia el Central Park para poder despejar su mente.





Realmente, Melody no quería perder nada de lo que había vivido con Vicente, era su esposo y no lo decía su anillo en su mano izquierda, lo decía su conciencia y su corazón aunque este anillo en este minuto le estuviera doliendo como si pesara 5 kilos. Aquel anillo sólo representaba una linda ceremonia que vivió con Vicente. La unión hacia él, un bello vestido y por supuesto, el anillo de plata con un pequeño diamante sobre él.



Melody pensaba que Liam solo apareció para molestarla, aunque aquella teoría era más bien estúpida. Siendo Liam, era obvio que quería algo de ella. ¿Qué era?, era un muy buena pregunta.







-Con que aquí estás.... -Liam estaba detrás de ella, mientras que Melody estaba sentada en una banca mirando perdidamente en sus pensamientos hacia el pequeño estanque.



-Era muy obvio que me seguirías sabiendo que me estuviste observando toda la tarde desde el café de enfrente -Dijo Melody sin ni siquiera mirarlo a la cara -Es muy de ti...



Liam no respondió, se sentó al lado de ella con cautela y sin dejar de mirarla. Esta no reflejó ninguna expresión. Seguía mirando detenidamente como el agua caía en el estanque.

 

-¿Qué ha sido de ti Melody? -Liam también comenzó a mirar el agua caer.


- Estoy felizmente casada con el hombre que amo y vivimos bien. Tengo un Café Literario y unas historias que contar. ¿Y tú?. -Melody preguntó con un gesto irónico.


-No he hecho nada más productivo con mi vida desde que terminé contigo... -a Liam le dolió aquello y Melody enarcó una ceja.

Desde que rompió con Melody era realmente una persona sin vida. Sus sentimientos estaban guardados en lo más profundo de su corazón y su mirada había perdido lo brillante, lo vivo y lo pacífico.


Ninguno de los dos habló más. Pasaron como cinco minutos y Melody habló.


-¿No tienes más que decir? -Melody tenía la vista nublada en lágrimas. Tenía unas ganas terribles de llorar, de gritar y de abrazar a Liam por todo el tiempo perdido y lo mucho que lo había extrañado estos diez años. Pero ya aquello no podía cumplirse. Melody tenía que de una vez por todas cerrar ese capítulo y todo llamado LIAM.


-No... -Liam giró la cabeza y la miró. Realmente estaba maravillado con lo bella que estaba, para él siempre había sido bella. Pero esta tenía diecisiete años, era una niña aún, pero ahora estaba toda una mujer, en la flor de su espíritu. Liam se sintió lo suficientemente enamorado. Estaba viviendo, luego de diez años, el amor adolescente que algún día sintió. Y que por supuesto, durante diez años sintió, pero que ahora era de la manera más intensa. Como la primera vez.


-¿No me amas? -Melody dejó caer lágrimas y Liam lloró con ella.


-Más que a mi vida. Aún y siempre -Liam besó su frente.













miércoles, 18 de agosto de 2010

La Nueva Vida de Melody. 5º Capítulo.


-Tenemos que hablar -Vicente se colocó serio nuevamente luego de una alocada sesión de besos con Melody y esta terminó de vestirse mientras Vicente esperaba inquieto en el sofá del Despacho de Melody. Por primera vez desde hacia cinco años que vivían juntos que jamás había pisado el despacho de Melody. Miraba por todos lados asombrado por lo grande del lugar, pareciera como si el despacho estuviera en otra casa y no ahí mismo. Vicente comenzó a recoger una montonera de papales tirados por el suelo que Melody había dejado, y leyó el poema que Liam le había dedicado cuando eran jóvenes. Con lágrimas, guardó el poema en su bolsillo y se dirigió al sofá del Living. Se sentía incómodo estar en el despacho.



Melody bajó las escaleras con unos jeans y un sweater negro. Vicente giró la cabeza y le susurró:


-Estás bellísima -Vicente tenía los ojos un poco hinchados y se le veía cansado.


-Cariño, ¿Qué pasa? -Melody se sentó al lado de él y lo abrazó, pero este no le devolvió el abrazo -¿quieres hablar, verdad?


-Si... Empieza por decirme, ¿por qué estabas llorando histérica cuando me llamaste al Hotel en París? -Vicente habló fríamente a Melody sin mirarla.


-Porque te necesitaba... -Melody susurró.


-¡Basta Melody! -Vicente se paró indignado y se colocó frente a ella que tenía la cabeza entre las piernas, se había colocado a llorar -Dime la verdad Melody.. Por favor -Vicente la obligó a mirarlo.


-Te llamé... -Melody comenzó a decir- porque había recibido un Mail de una persona que hace años ya no veo... -A Melody se le quebró la voz.


-¿Quién es?, ¿es ese tal Liam? -Vicente enarcó una ceja.


-Si... Fue la primera persona de la que me enamoré..


-Y de la que sigues enamorada... -Vicente susurró conteniendo las ganas de llorar.


-¡No! -Melody gritó y abrazó a Vicente -Te amo a ti...


-Para Melody... -Vicente estaba a punto de explotar -Eso es mentira, sigues enamorada de él. Lo llamas aveces en las noches mientras duermes, o hablas de unos "Tulipanes Blancos", mencionas a una tal Isabel... Mierda! Melody no aguanto ! -Vicente la soltó de sus brazos tirándola al sofá. Melody siguió llorando en silencio.


-Melody... Es mejor que decidas, no puedo seguir así... -A Vicente se le quebró la oz y comenzó a llorar en silencio. Tenía el verdadero temor a flor de piel de que perdería a Melody.


-Te amo -Melody lo abrazó y le habló al oído -Eso ya pasó... Fue en el pasado, él me dejó, por eso quizás aún estoy mal. Pero tú eres el único que me ha llegado al corazón. 


-Te amo Melody -Vicente la besó en los labios.


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Esa misma noche, Vicente se levantó a hurtadillas para no despertar a Melody que yacía casi inconciente durmiendo. Vicente sacó el poema y lo quemó en la chimenea del Living... Era lo mejor. Según él.


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Al día siguiente se fueron a trabajar, era lunes nuevamente y Melody tenía que ir al café y Vicente tenía unas reuniones con su agente y unas editoriales. Cuando Melody despertó Vicente le había dejado una nota que decía "Tuve que irme, una de las reuniones se adelantó y yo, por supuesto, fui el último al que avisaron ¿que raro, se supone que soy yo la estrella Jajaja.. Te amo".


Melody se duchó, vistió y salió volando hacia el café porque ya era demasiado tarde, tomaría desayuno allá mismo. Hacía un poco de frío pero el cielo estaba azul y el sol ya estaba en su magnitud. Melody condució su auto y aparcó enfrente del Café. La gente se veía desde afuera claramente, los ventanales llegaban hasta el cemento de los yacimientos. La gente reía, algunas leían y otras solo tomaban cafés y conversaban. Todos los días lunes el Café estaba con gente, tampoco lleno de gente, algunas veces ivan las mismas personas, otras llegaban gente de negocios para algunas reuniones y tomaban unos asientos más alejados para tomar café. 


Melody bajó del auto y al abrir la puerta del café, un hombre alto, rubio de impactantes ojos grises y la sonrisa inocente la agarró del brazo.


-Liam... -Melody logró articular.


jueves, 12 de agosto de 2010

La Nueva Vida de Melody. 4º Capítulo


-Volveré mañana... No sabes cuanto quiero salir de aquí para solo tomar un vuelo y llegar a besarte. Te extraño muchísimo -lo último le salió como un susurro de dolor a Vicente.


-Yo también te extraño, has estado fuera casi una semana. Es demasiado... -Melody soltó un bufido de frustración.


-Melody, ¿qué pasa? -Vicente notó aquello.


-Nada.. -a Melody se le quebró la voz.


-Melody, habla de una vez por todas -Vicente enarcó una ceja.


-¿No habrás estado mirando mujeres verdad?, me han dicho que las francesas son muy hermosas.. -Melody dijo esto último con tristeza.


-Melody cuantas veces tengo que decirte que eres la única en mi corazón. Te amo, no necesito modelos francesas con piernas de 3 metros -Vicente elevó la voz.


-¡Pero acabas de confirmar que las estuvistes mirando! -Melody frunció los labios.


-Amor, solo tengo ojos para ti... Y si las he mirado, por supuesto, cuando van a pasarme los libros para que se los firme. Te amo a ti Melody. -Vicente sonrió.


-También te amo... Nos veremos mañana, ¿verdad?. ¿A qué hora sale tu vuelo? -Melody miraba por la ventana la lluvia caer.


-Si, por la mañana, así que estaré cerca de la tarde por allá... Ya quiero verte y abrazarte. Prométeme que estarás en casa cuando yo llegue... Hey extraño tu comida... La de estos hoteles será costosa, pero no se compara como tú cocinas -Vicente exhaló.


-Jajaja ! no te preocupes, cuando llegues, te estará esperando un gran pastel en el horno.


-Eso espero... ¿Cómo va el Café?, ¿mucha gente? -Vicente se tiró en su gran cama.


-Si demasiada... Estoy exhausta. Ya llegaron nuevos libros, hoy estuvimos con los demás colocándolos en los estantes y mis brazos me duelen. Tenías razón, a la gente le gusta el café con crema encima -Melody y Vicente se largaron a reír.


-Te lo dije... Soy un genio -Vicente reía.


-Ya lo sé!.


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Melody esa misma noche antes de irse a la cama, abrió su MacBook y revisó su Gmail. Tenía un mensaje y casi se desmaya del susto.

Empezó a sudar frío y sintió que la sangre se le fue de la cara. El mensaje que contenía:


"No puedo creerlo. Sinceramente pensé que jamás te volvería a ver. Tus rizos están más largos y tu color chocolate está más intenso. 


Melody empezó a temblar y sus lágrimas le caían sin control. No tenía a quien recurrir, estaba solo Vicente pero estaba a tres horas en avión. Rápidamente buscó en su escritorio el número del Hotel en el que Vicente se hospedaba, marcó el número y una voz masculina francesa le habló amablemente:


-Bonsoir, j'ai besoin de place pour les 315 s'il vous plaît -Melody estaba muy agitada.

-Merci -Dijo Melody al recepcionista luego de un rato, respirando entrecortadamente.


-¿Si? -dijo Vicente con voz adormilada...


-Vicente! -Melody estalló en lágrimas.


-¿¡Melody?!, dime ¿qué pasa? -Vicente se incorporó de un salto en la cama.


-Te necesito, por favor ven... -Melody no paraba de llorar.


-No te preocupes, por favor primero ¿quieres explicarme que te pasa? -Vicente se levantó de su cama.


-Solo ven... -Melody susurró.


-Melody, ¡explícame que te pasa! -Vicente gritó demasiado fuerte para que Melody siguiera llorando -Por favor, amor perdóname, pero de verdad no entiendo que mierda te pasa. Cálmate Melody, tomaré el primer vuelo, no hagas nada estúpido, dentro de 3 horas estoy allá. Prométeme que estarás bien.

-Lo prometo... -Melody estaba muy agitada.


-y que cuando vuelva me explicarás todo... Porque de verdad, aveces pienso que no conozco a mi esposa...


-¿De qué ha..hablas? -Melody logró articular entre lágrimas.


-Tú sabes bien de qué hablo... Ya es momento de que yo también hable, no aguanto más estar escondiendo todo -Vicente habló fríamente -Llamaré al aereopuerto y cancelaré la última reunión. 


-Vicente, ¿de qué hablas? -Melody le hizo caso omiso a que Vicente volvería. Se secó las lágrimas dolida por la expresión de Vicente.


-Desde hace mucho tiempo que quiero saber por ejemplo qué hay detrás de tu despacho al cual en mi propia casa tengo prohibido entrar -Vicente no cambió su tono frío y duro -Otra cosa... Por qué mientras duermes susurras a un tal "Liam", Melody, sé que he sido una buena persona contigo, te amo desde lo más profundo de mi corazón pero nosé que te pasa. Mira si hay alguien más... -a Vicente se le quebró la voz cuando dijo lo último.


-Te amo -Melody susurró -Eso ya no importa...


-Si importa Melody !... Mira, arreglaré las cosas y cuando llegue hablaremos. Me lo explicarás todo, no importa cuanto me duela. Te amo - Vicente susurró muy dolido. Ambos siguieron ahí en línea sin cortarse, hasta que Vicente frustrado cortó.


Melody esa noche a duras penas se fue a su despacho, estaba mareada porque  las palabras le resonaban en su cabeza como si Liam se las hubiese  dicho  "Sinceramente pensé que jamás te volvería a ver" su cara le apareció en su mente luego de 10 largos años. No le bastaba lo suficiente como para aparecer en los sueños de Melody. Era verdad además que Melody susurraba el nombre de Liam por las noches y que Vicente se durmiera frustrado al no saber quien mierda era Liam.

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Vicente llegó a New York a eso de las ocho de la mañana, estaba exhausto y no había dormido absolutamente nada en el avión, solo se dedicó a pensar que era lo que podía hacer para no perder a su esposa. Llegó a la casa y subió las escaleras a la habitación pero Melody no estaba. Bajó las escaleras y vio de lejos que el despacho de Melody estaba entreabierto, por primera vez vio lo grande que era aquella habitación. Entró y vio a Melody dormida en el gran sofá blanco que estaba cerca del gran ventanal con el balcón de vista al patio trasero. La luz tenue de la mañana iluminaba los cabellos de Melody y le dejó ver a Vicente lo cansada que se veía, llevaba unas bolsas bajo los ojos y sus mejillas estaban muy rojas. Vicente supo que había estado llorando y lo mucho que él la extrañó.


Se acercó a Melody y se sentó cerca de ella, quiso dejarla dormir un poco más y le besó sus labios suavemente. No se sentía enojado con ella, en absoluto, en realidad Vicente tenía miedo de que lo dejara. Se acurrucó al lado de ella y juntos durmieron un buen rato más.


Melody despertó antes que Vicente y notó que este ya estaba a su lado abrazándola. Saltó sobre él y Vicente se sobresaltó.


-Yo también te extrañé -Logró articular ya que Melody no lo dejaba respirar.


-Perdóname... -Melody comenzó a llorar y Vicente hizo un gesto de dolor.


-Melody hablaremos cuando estemos más calmados, ¿ya? -Vicente besó los labios de Melody hasta que el beso se profundizó, Melody enroscó sus dedos en el cabello de Vicente y él la agarró por la cintura para sentirla más cerca de él. Realmente había extrañado la calidez de su esposa.




jueves, 5 de agosto de 2010

La Nueva Vida de Melody. Capítulo 3º.


-¿Estarás bien tú sola en casa? -Vicente estaba parado en la puerta de la casa con su maleta a un lado ;una vez más le daba cierto miedo dejar sola a Melody, sobre todo esta vez que era por una semana






-No soy una niña. Puedo cuidarme sola -Melody se cruzó de brazos. Vicente enarcó una ceja.






-Eso dicen todas -Le acarició la mejilla -Volveré te lo prometo -La besó en los labios y Melody trató de separarse pero se rindió. Al parecer la siguiente semana sería dura para Vicente porque estaría sin Melody, y prácticamente ella lo mantenía alejado en las giras de libros por estúpidas que pidieran firmarle los senos.






-No sé que haré sin ti -Melody susurró y colocó ambas manos en la cara de Vicente.







-Yo tampoco - ¿Podrías seguirme amando mientras me voy? -Vicente la abrazó.








-Siempre... -Melody apoyó su cabeza en el hombro de Vicente.








Luego de la partida de Vicente a su gira por su nuevo libro. Melody no sabía que hacer. Realmente lo iva a extrañar mucho siendo apenas una semana. Pero sabía exactamente como distraerse, buscó una caja que tenía muy escondida en su despacho. Aquella caja contenía sus secretos más íntimos y sobre todo secretos de su vida pasada, Melody tenía esa caja muy bien escondida bajo llave en su despacho, en la única habitación a la que le tenía prohibído a Vicente entrar. Por supuesto, Vicente no sabía nada de esa caja, de esos secretos y menos de Liam.


Vicente creía y por supuesto Melody le había contado muy brevemente lo que había sido su antigua vida, que "Melody había crecido en un pueblo al lado de sus padres y que luego su madre se fue y su padre se quedó solo". Aquel discurso se lo había dado a Vicente cientos de veces ya que él pensaba que Melody le ocultaba algo de ella el cual él no sabía, por supuesto que aquello era verdad. Incluso varias veces en que Melody dejaba solo en casa a Vicente, éste buscaba por todos lados la llavecita que habría su despacho, siempre sin éxito. Usmeaba por todas partes y también trataba de usurpar a la mismísima puerta, pero esta necesitaba más que sólo abrirla con la pequeña llavecita. Por supuesto, Vicente se rindió de saber que había allí dentro.






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Melody se resignó totalmente a seguir pensando en Vicente porque sabía que le haría peor y que no aguantaría estar sin él... Era verdad, Melody no sabía estar sola desde que conoció a Vicente y ahora sólo quería que ya volviera.


Se sentó en un largo sillón de su despacho, y siguió recordando.



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Todo aquello, era impresionante, entontrar el viejo manuscrito de "Mañana en la Noche Dime Que Me Amas"... Todavía recordaba el día en que finalmente Liam le dijo que aquel poema le pertenecia. Melody lloraba en silencio, efectivamente una parte de ella le pertenecía aún, esa parte gritaba y rogaba poder salir del lugar más profundo de su ser. Quería gritarlo, quería gritar su nombre... O sólo verlo una vez más. Pero estaba Vicente, él no era un estorbo en esto. Melody se casó con él porque lo amaba a pesar de todo. Que suerte tuvo, no había hombre más dulce que él, ni Liam le llegaba a los talones, habiendo un día horrible, siendo un día horrible para ambos o sólo para Melody, Vicente nunca dejaba de ser el hombre más dulce y tierno con ella. Melody sinceramente amaba a Vicente, aunque el amor que sentía por Liam, quería seguir floreciendo, aunque sea, en el fondo de su corazón.


Habían más fotos dentro de aquella caja. Había una foto con el pintor, poco antes de que le diagnosticaran cáncer. Melody estaba con esa chispa de juventud en los rasgos de su cara, su viejo flequillo y sus rizos cayéndole por los hombros y por el brazo del pintor que en esa foto la rodeaba. La cara de el pintor estaba en aquella foto muy espectante y cálida, tenían ambos la alegría marcada en la cara, el pintor con sus ojos verdes más brillantes que nunca y Melody con sus mejillas más sonrosadas. Melody lloró más.


Además de sentir todo lo que pasó con Liam, y su madre. Sentía la pérdida del pintor. Tan jóven, incluso dos años menor que Melody. Era increíblemente emocionante decir que el pintor, antes de trasladarse al hospital para ser operado, le pidió a Melody que lo llevara a el lugar más lindo del mundo. Melody lo llevó a un lugar donde los pájaros cantan, donde el sol tiene sus rayos más hermosos, donde el agua es cristalina, donde el viento te eleva, donde puedes correr dezcalso, donde puedes gritar. Melody lo hizo dormir. Y todo eso fue lo que soñó el famoso pintor. Al día siguiente fue llevado al Hospital donde lo llevarían a una larga cirugía. Poco antes de entrar al pabellón, le dijo a Melody:



-Gracias por hacerme feliz en mi último sueño -El pintor, muy joven, estaba cansado, por primera vez Melody vio el esfuerzo y el decaimiento en sus ojos, se veía en el reflejo de ellos, el cómo el pintor sufría ya por poder irse. Melody supo que estaba mal.



-No te morirás, ¿verdad?-Melody secaba sus lágrimas.



-No llores "Mes Boucles", no sabes lo feliz que fui a tu lado, no me queda más que agradecerte por haberme mostrado el mundo de distinta manera. Por eso te llamas Melody -El pintor levantó debilmente su brazo y acarició la mejilla de Melody -Eres melodía para mis oídos.



Melody no puedo hablar sus lágrimas caían y no pudo articular ninguna palabra más y solo vió como se llevaban al pintor para la cirugía y su sonrisa satisfactoria en sus labios.


Fue lo último que vio de él.



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-Ya te extraño -Vicente susurró como un adolescente recién enamorado. Estaba en sobre su cama en el Hotel de París. Por fin se había podido escapar de las reuniones y de la cara desquiciada de su nueva agente; Melody nunca quiso ser agente de Vicente, ya que no soportaba tener que recibir miradas de odio de las fans y menos de mujeres desesperadas. Por ello, Vicente consiguió a otra rubia incluso peor que la anterior.



-¿Ya me extrañas?, acabas de llegar -Melody hablaba por teléfono mientras cocinaba.



-Si lo sé. Pero te extraño desde que salí de la casa. No sabes lo cansado que ya estoy y me quedan 5 días aquí -Vicente se frotó la frente y se dirigió a un ventanal de su lujosa habitación. Sintió el sonido de ollas -¿Qué me estás cocinando?



-A ti nada, me preparo un Omelette. Dime, ¿Cómo es París? -Melody daba vueltas en la cocina.



-Increíble, ahora mismo tengo una excelente vista de la Torre Eiffel. Prometo traerte cuando tengas más tiempo y un lugar en tu apretada agenda como para escaparte conmigo en un fin de semana romántico -Vicente sonrió.



-Me escaparé contigo, te lo prometo. Pero debes sorprenderme en aquella salida. -Melody se mordió el labio inferior.



-Prometo llenarte la cama de pétalos de rosas, hago cualquier cosa si prometes amarme loca y pasionalmente -Vicente susurró



-No sabes cuanto te amo...



-También yo... Pero tú también debes sorprenderme con algo. Por favor que siga siendo lo mismo de siempre, aunque con más clase, algo apropiado de París -Vicente caminó por la habitación.



-¿Cómo aquellas noches? -Melody enarcó una ceja y sonrió pícaramente.



-Si.. -Vicente se sintió solo -Quiero volver... O ven tú aquí y acompáñame, por favor. Sabes que no puedo estar sin ti -Vicente se sentó en su cama.



-Cariño, no puedo. Lo haría si pudiera, tú sabes... Pero me necesitan en el Café no puedo dejarlo a menos que vuelva Marie de sus vacaciones que le di y se encargue ella del Café - Melody hizo una mueca.


-No te preocupes, entiendo... -Vicente bostezó.


-Vete a dormir. ¿Qué hora es allá? -Melody se dirigió con su plato de comida al living y encendió la TV.


- Las dos de la mañana. Estoy agotado, ¿me creerás si te digo que hoy di 10 entrevistas y 4 reuniones?, no sabes cuanto te necesito Melody, sin ti no puedo hacer esto -Vicente suspiró.


-Vicente por favor, sabes que no puedo. No seas inmaduro y trata de seguir por ti mismo. Sólo esta vez, las otras veces yo siempre he estado contigo. Cuando estemos separados tú sabes que debes seguir por tu cuenta -Melody chasqueó la lengua.


-Lo sé... Te amo, me iré a dormir -Vicente volvió a bostezar.


-Te amo también. Buenas noches -Melody le lanzó un beso.


-Otro para ti también -Vicente sonrió.


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El funeral del pintor fue en un día de lluvia, estaba Melody, la prensa y nadie de su familia.











lunes, 2 de agosto de 2010

La Nueva Vida de Melody. Capítulo 2º


Melody... Estaba completamente loca. Creía que devería ir a pedirle perdón. Melody no quería casarse.


Habían pasado casi 10 años desde que no veía a Liam. Habían noches en las que soñaba con él, que Liam corría a abrazarla y le decía todas las noches lo mucho que la amaba. Por supuesto al despertar, Melody sentía que una gran parte de ella se había ido con Liam. Y era hora de reconocerlo.

Melody lo había incluso buscado varias veces, vía online, en Facebook, Twitter, Myspace. En todas partes, pero todos sus intentos eran erróneos, nadie conocía a un tal Liam Boeninger. Estaba completamente borrado del mundo, como si nunca hubiera existido. Melody más de una vez tuvo el intento de averiguar incluso si había muerto y buscado a sus parientes, pero no estaba muerto, ni sus parientes sabían nada de él y no les interesaba. 

Varías veces fue a ver la tumba de Isabel, siempre estaban las mismas flores que el padre de Melody ya viejo seguía lléndole a dejar. Nunca más vio un sólo tulipan blanco sobre aquella tumba, sólo le pareció ver restos de basura sobre esta.

Melody por fin se rindió de encontrarlo.


 Llamó a Vicente una noche, como todos los días. Ambos no se decían nada de casarse, en realidad, al parecer ninguno de los dos lo tomó muy enserio. "Se habrá olvidado" pensaba Melody, pero Vicente, estaba mucho más entusiasmado que ella. Sin embargo, tenía miedo, no sabía si lo había hecho bien, si fue en el momento adecuado, en realidad Melody también pensó aquello. En un tren, no es normal pedir matrimonio, pero eso fue, lo que Melody más le gustó. No fue la típica cena romántica en donde el hombre está tan nervioso, o donde está muy aburrido y al final de tan nervioso y tan aburrido, cuando está la mujer distraída mirando hacia otro lado, él coloca el anillo de compromiso en la copa de Champán.

Melody se sonrió ante esto. Luego le daría las gracias a Vicente por no hacerlo tan adecuado. Pero, Melody quería conocerlo más y quería enamorarse aún más. 




Vicente por otro lado, sabía que algo había hecho mal. Quizás Melody no quería casarse con él, quizás ya no lo quería ver más, quizás Melody estaba con otro hombre y él no sabía, quizás...Ella no lo amaba como él ya a ella. Vicente se estaba trastornando, la rubia espectacularmente alta se enfureció cuando Vicente le dijo que quería parar un tiempo de seguir escribiendo el libro que estaba en proceso; dijo que sería hora ya de pensar en otras cosas más importantes en su vida. La rubia enloqueció, cogió sus cosas y se fue. Vicente exhaló un largo y profundo suspiro. Tendría que buscar a otra agente que incluso cobrara más barato y que no se enamorara de él. Llamó a Melody esa noche, hablaron más de 4 horas, ambos se morían de sueño pero preferían seguir hablando. 


- ¡No puedo creerlo! -dijo Vicente con una gran risa preparándose una taza de café al mismo tiempo que sostenía el celular en su hombro al oído. 


-Hey ! No es mi culpa si no quedaban entradas -Melody reía también. Estaba sobre su sofá, con sus rizos amarrados a una coleta y una bata tapándo su cuerpo.


-Oh Vamos !! yo fui uno de los primeros en comprar una -Vicente se dirigió a su sala de estar, encendió las luces y se iluminó un gran estante con cientos de CD'S, al fondo un gran ventanal que era en total, toda la pared. Te daba una excelente vista de Manhattan, más allá cerca del ventanal se encontraba un sofá gigantesco y un Home Theater pegado a la pared.


-Oye ! Que te pasa!, en ese tiempo estaba recién acostumbrándome a trabajar y ganar más dinero. Aparte tienes que admitir que la entrada más barata, era en realidad muy cara para ser desde esa distancia ! -Melody se sentó en el sofá abrazando sus rodillas y colocando su cabeza sobre éstas.


-Bueno Ok, eso está más pasable. ¿Que tal el concierto de Muse en Madrid este año? -Vicente buscaba un CD en particular mientras sonreía y bebía un sorbo de su café -Al menos de consuelo dime que lo viste online.


Melody se apretó el labio inferior.


-¿¿¡No lo hiciste! ?? -Vicente abrió los ojos como platos, como si supiera el gesto que Melody hizo.


-Obvio que si ! pero no sabes las ganas que quise de estar ahí, viendolos tocar... sobre todo "Feeling Good".


-Esa es mi canción favorita... -Vicente y Melody sonrieron a la vez. Vicente se sentó en un largo sofá de descanso, bebió su café y enseguida se escuchó de fondo "Feeling Good".


-Gracias -Dijo Melody.


Vicente sólo sonrió satisfecho.


Así eran sus conversaciones. Riéndo, sonriéndo, susurrando e incluso cantando. Para ambos era algo agradable.

Al día siguiente quedaron para almorzar juntos. Vicente terminaría algo de trabajo por la mañana y Melody tenía que terminar de ampliar un estudio de arte. En ese tiempo, Melody le ayudaba a un famoso pintor francés que estuvo varios meses en Estados Unidos, él le decía "Mes boucles" , que en francés significaba "Mi rizos", Melody se sonrojaba ante esto, aquel pintor no era viejo, en absoluto, era jóven y alto de piel pálida, un cabello corto y rubio y unos ojos verdes profundos. 


Como todos los días, el pintor la invitaba a un café por la mañana, él creía que Melody tenía el potencial increible para negociar, tenía, según el, "una capacidad infinita de persuadir a los clientes". El negocio de pinturas creció en un alto porcentaje gracias a Melody y por eso el pintor nunca cambió de asistente. Nadie le llamaba por su verdadero nombre "Jean Noedrow" todos en realidad, le llamaban "El pintor ".


Él no estaba enamorado de Melody, en absoluto, siempre la miró como una hermana y de una forma muy cariñosa hacia ella. Melody le tenía mucho afecto. Él la salvó de que tuviera que seguir viviendo con su padre y luego de aquello, Melody se fue a vivir un tiempo con el pintor. Tenían ambos una vida ligera, como todo pintor, eran algo irresponsables, salían a embriagarse juntos, e ivan a todos lados juntos. El pintor muchas veces pintó a Melody, dibujaba retratos de ella, siempre con sus rizos pequeños y delgados, la pintaba sonriendo y incluso una vez la pintó desde los hombros hasta la cintura desnuda. Increíblemente fue una de las pinturas que más vendió en el mes. No faltó que una vez en la calle una periodista le preguntara si ambos tenían algo. 


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Melody que sonrió ante pensar en aquella época, salió de la cama con mucho cuidado de no despertar a Vicente que siguió durmiendo plácidamente, se colocó una bata y salió de la habitación para dirigirse a la cocina para beber agua.

Estaba absorta recordando muchísimas cosas a la vez, cuando conoció a Vicente, lo que la llevó a casarse con él, su vida loca que tuvo al lado del pintor, Liam, y a su madre.


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Melody volvió a ver a su madre unos cinco años después de que se fuera de la casa de su padre. Melody había olvidado completamente que su madre era una fanática de las pinturas caras  y que más de una vez le había pedido a su padre, en el tiempo que estaban juntos, que le comprara algunas. Por supuesto, que no faltó que ella estuviera en una de las Muestras de el pintor. 

La primera vez que la vió, su madre estaba mirando una pintura de el retrato de la cara de Melody. Por supuesto que reconoció a su propia hija en aquella pintura. Melody notó unas visibles arrugas saliendo desde la comisura de sus ojos, su pelo un poco más claro de lo normal y una baja de estatura, quizás Melody notó aquello porque ya ella era mayor, y su madre además de estar más envejecida, mantenía siempre debajo de aquellas arrugas, el bello y tonificante rostro de siempre. Melody se le acercó a ella y su madre la abrazó. 

No hablaron mucho, sólo se fueron a tomar un café juntas. Melody no le contó nada de su padre y de su futuro matrimonio, sólo la escuchó a ella y se enteró de muchas cosas, tenía dos hijos más con un hombre que era apostador en las carreras de caballo y que por su culpa perdió la casa y el auto. Melody frunció el ceño ante "Deverías saber que tienes dos hermanos de 16 y 17 años". Por supuesto que Melody no dijo nada. Se despidieron y Melody le dijo con un falso "Nos veremos luego". No miró hacia atrás para ver por última vez a su madre.

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Melody regresó a la cama y le dio un beso en la mejilla a Vicente que seguía durmiendo.

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jueves, 29 de julio de 2010

"La nueva vida de Melody" Primer Capítulo.


Era increíblemente una idea estúpida sabiendo que tenía al hombre de sus sueños justo al lado de ella abrazándola mientras dormía y respirando lentamente en su cuello.

Era de noche, como las dos de la mañana y Melody no podía dormir, no porque no tuviera sueño, sino porque había tenido un sueño que la hizo revivir los últimos momentos con Liam, el funeral de Isabel y la última mirada de amor que vio en los ojos grises de Liam. 

Melody, era bella y feliz, vivía con el hombre que amaba, tenía un trabajo perfecto y la casa perfecta en el lugar perfecto. No tenía la vida que la mayoría de las mujeres tenían, Melody trabajaba con un horario muy bien acómodado ya que ella era la propia dueña de su Café Literario que Vicente, su esposo, le ayudó a construir en la calle principal de New York. El negocio y la visita de turistas y neoyorquinos fue increíble desde el primer día de inauguración. 


Vicente era un conocido escritor en las Américas y en toda Europa, se especializó de una manera muy exitosa en novelas de amor, misterio y tristeza. Tenía 26 años al igual que Melody y ésta lo conoció nada menos que en un lanzamiento de un libro, Melody llevaba en sus manos el libro y Vicente se encontraba dentro de una libreria firmando la primera hoja de los libros a sus fanáticos y fanáticas, al lado de unos cuantos guardias y de su agente, una mujer alta, rubia e increíblemente guapa que estaba enamorada de Vicente desde que él la contrató. Cuando Melody le entregó el libro, a Vicente le pareció notar en ella el fanatismo presente al mirarlo, cosa no muy vista en lectores. Vicente pensó que ese tipo de fanatismo se veía sólo en fanáticas de músicos y no en escritores, como él.


Vicente no dejó de pensar en Melody desde que le preguntó su nombre para anotarlo en el libro, "Melody", pensaba él, en su apartamento en New York, Manhattan. Sinceramente no dejaba de pensar en Melody, en su pelo castaño levemente ondulado y con las puntas cayéndole por sus hombros y espalda. Sus ojos castaños, sus labios rosados y pequeños, sus mejillas sonrosadas y su gráciles movimientos que Vicente pudo notar. Era escritor, era normal ver todo ese tipo de detalles en Melody. 

Los siguientes días, Vicente visitaba la librería con más ganas para verla y hablarle, quería entablar una casual conversación y poder ver a Melody una vez más con ese rubor en las mejillas que le llamaba tanto la atención. Pero Melody no apareció más, tampoco la vio más. Vicente estaba triste, incluso habían noches en las que quiso llorar y mañanas en las que no quiso despertar. Era extraño el hecho de querer ver a alguien que ni siquiera conoces. Su agente, la rubia, le decía que era un estúpido enamoramiento y se dignaba a ocultar a Vicente en su propio apartamento lejos de cámaras y prensa. Fue entonces un día cuando la rubia tuvo que salir por unas reuniones y Vicente vio por televisión un anuncio que remataban todos los libros de una antigua libreria en Brooklyn y decidió saltarse de su vida ajustada para ser un escritor normal que camina por las calles. Quería tratar olvidarse de la mujer de cabellos castaños que dominaba sus sueños por las noches y tomó su chaqueta, sus gafas y salió en busca de libros.


El día estaba soleado, pero había frío que calaba los huesos. Lo bueno fue que cuando Vicente entró en la libreria, nadie giró la cabeza para mirarlo y perseguirlo por un autógrafo, era solo un comprador más.


Se dirigió al sector de Poemas de Locura y Muerte y allí estaba Melody, paró en seco y tuvo que darse un tiempo para verificar si era verdaderamente ella. Melody estaba con su cabello castaño levemente desordenado y sus mejillas sonrosadas. Ese día llevaba una falda plizada amarilla que hacía tonificar sus largas y morenas piernas, llevaba unas botas azules y una chaqueta de mezclilla que le daba una impresión de un pequeño duendecillo. Vicente se rió ante este pensamiento.


Melody giró la cabeza hacia Vicente y ésta se sonrojó y bajó la mirada. Vicente carraspeó, se acercó a ella y todo cambió desde entonces.


Vicente nunca pensó en casarse tan joven, en realidad nunca pensó hacerlo. Pero, al ver a Melody muchísimas cosas en su forma de ser cambiaron, habían cosas que él nunca había hecho y que Melody le enseñó luego de conocerse.

Vicente le propuso matrimonio en un día muy inusual. Estaba lloviendo y ambos se encontraron en el Tren, se sonrieron de una manera casual y a la vez falsa, que tapaba el hecho de haberse estado llamando todos los días por las noches para comentar el día de ambos. Vicente notó que Melody tenía el pelo completamente cubrido de llovizna, estaba más pálida y sus mejillas muy rosadas. Tenía la respiración agitada ya que corrió antes de que le cerraran las puertas del Tren, se había despertado tarde aquella mañana y ni siquiera había tomado desayuno. 


-Melody, cásate conmigo por favor -Vicente habló bien en alto como para que la gente a su alrededor girara levemente la cabeza.


Melody no lo miró, ni siquiera por estar a su lado. Sólo miró el reflejo de ellos en la ventanilla frente a ellos.


-Si.


Vicente se sintió, lo suficientemente enamorado como para ser feliz.

jueves, 1 de julio de 2010

Al final del Esplendor. 3° Capitulo


Algunos decian que escuchar el sonido del colibri era señal de una larga y próspera vida. Yo también creí eso, me aferré a esa maravillosa idea.







La isla contenía una gran cantidad de áreas verdes, una gran variedad en flores silvestres y cultivos de distintos tubérculos. Aveces si tenías suerte podías ver el amanecer en una de las montañas más altas de la isla, la llamaban "El despertar", ya que los habitantes creían de que cada amanecer te mostraba el inicio de un nuevo día, de una nueva era. Los parques allí eran más verdosos cada día, se plantaban nuevas semillas en invierno y en la primavera se podía apreciar el centenar de rosas, claveles y tulipanes. El parque más conocido y visitado era "El camarón", personalmente nunca entendí el porqué del nombre pero una vez de vuelta en la ciudad me di cuenta mirando un mapa de un folleto de la isla, que el parque tenía forma de un camarón.



Nos alojamos en un hotel llamado "Sol lluvioso". Era simple y bonito. La primera noche recuerdo haber visto antes de cerrar los ojos, el colibrí que vi en alta mar. Los amaneceres eran muy especiales, ese dia me desperté justo al momento de verlo. Pude darme por convencido, de que el hotel se encontraba justo en el medio de la costa norte de la isla. Luego del maravilloso espectáculo de bienvenida por el amanecer, divisé bajar de la montaña "El Despertar", que varias personas bajaban alegres luego de ver el amanecer, algunos venían con cestas de pic-nics, otros con juegos de mesa, y algunos bajaban en autos por el angosto camino de tierra.


Bajé a tomar desayuno al restaurante "El mañanero". Era un restaurante ubicado un poco más cerca de la costa la cual podías ver claramente sentado en las mesas ubicados en los ventanales. Las mesas eran de un café luminoso adornadas de un pequeño mantel azul, y un pequeño arreglo florar de flores silvestres azules sobre el. Había alrededor de unas quince personas, yo me senté en una mesa al lado de un ventanal. Por lo visto el diario era gratis allí porque una mesera se me acercó con una bandeja plateada a dejarme un diario, una sonrisa y unos ojos grises que jamás olvidaré.

lunes, 21 de junio de 2010

Al final del Esplendor. 2° Capitulo.


Los siguientes tres dias del largo viaje a una isla no descubierta por los afuerinos, fue agotadora y ahorradora de un horrible cansancio. Aunque los paisajes y el oceano hacian que todo se vaya olvidando de a poco, incluso, las penas y los recuerdos quedaban atras en el momento en que el barco atravesaba el pleno Pacifico. Poco a poco me estaba olvidando de quien era, me estaba preparando para una nueva vida.




Hicimos una parada en Puerto Varas para recoger a cinco personas mas, que conformaban una familia de tres niños pequeños y ambos padres. Eramos quince personas. Ademas de aquella familia eran unas parejas de ancianos, mas familias, y yo, un completo desconocido para todos los demas tripulantes del barco.



Llegamos a un ultimo puerto unos 45 minutos mas tarde. Nos reunieron a todos en la cubierta y nos hablo el Instructor en Jefe, Andres.



-Bueno, buenas... -miro su reloj rapidamente y prosiguio- tardes a todos. Desde ahora los dejo con un viejo amigo y base de vuestra magnifica estancia que viviran aqui, les presento a Aukailin-hizo un ademan a un caballero que se encontraba a su lado.



-Hola, buenas tardes -dijo luego de una pausa- Andres y yo estaremos presentes en su estadia durante los dos meses que se encontraran en la isla. Ya muchos saben, de acuerdo al folleto que se les entrego en cuanto se inscribieron en este viaje, que ayudamos a encontrarnos con la familia, con amigos, con la realidad y mucho mas importante, con nosotros mismos. En este viaje, aprenderan a ver las cosas con mas claridad, de otra forma o como ustedes lo interpreten. Pueden ver cosas que no les guste, pero veran que en lugares como este, cada uno es distinto por lo que es. Aqui no vendran a hoteles de lujo, ni a paseos de limusinas por las grandes calles de tiendas, aqui no hay grandes calles, ni lujosas tiendas. Aqui veran la realidad de las cosas y la humildad de las personas. Tenemos cariño, paz, tranquilidad y alegria por mostrarles.




El hombre llamado Aukailin, siguio alardeando un par de cosas sobre la isla. Pero yo no pude dejar de admirar lo joven que se veia, no tenia mas de treinta y tantos años, no mas que yo que tenia treinta y cinco. Era de cabello oscuro como el carbon pero de piel palida; tenia mediana estatura y una leve aparicion de una panza bultosa.



- Y bien, eso en resumen. De lo demas, ustedes lo veran - Luego de esto, la gente lo aplaudio. Pero antes de seguir hablando con el instructor Andres, hablo algo mas.



- Para explicarse como llegaremos a la isla, ya que esta en pleno secreto por los habitantes y aunque no lo crean. Solo la pueden encontrar las personas con buenas intenciones y los que puedan ver el esplendor de luz en el horizonte cuando canta el colibri del corazon.



Toda la gente se quedo con un signo de interrogacion en los rostros, los niños mas pequeños miraron a sus padres con el entrecejo fruncido, pero Andres, el instructor, mostro una leve sonrisa al horizonte como se recordara algo.



-Bien gente de Chile, diriganse todos a la popa del barco y miren al horizonte, en cualquier momento, lo veran. Y el que no lo ve -dijo mirando a los niños mas pequeños- Solo bastara con escuchar el sonido del colibri en sus corazones.


Dicho esto, todos incluido yo, nos dirigimos a la popa del barco y esperamos espectantes a algo que incluso no creiamos cierto, pero que creimos, luego de ver lo asombroso ante nuestros ojos. El esplendor de luz blanca levemente amarilla, ilumino tenuemente las pupilas de los tripulantes y un colibri se escucho a lo lejos.



-Lo veo, lo veo !, es el colibri mami mira ! -Gritaba una pequeña niña que comia un LolyPop. La madre, no dejaba de mirar alegremente el destello y una sonrisa se marco en el rostro.



Todos los rostros se giraron y enmarcaron una sonrisa de alegria, otros de espectacion y de miedo, al ver que por proa, se veia la isla. La isla existia y yo no podia creerlo, estabamos frente a una maravilla.

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