Mañana En la Noche Dime Que Me Amas 4ºCapitulo.

Después en la tarde Melody seguía enojada con Liam. Pero algo le decía, que ella tenía que volver a hablarle, para incluso apreciar el cuando él la miraba. Se acercó al balcón y Liam estaba recostado sobre su cama, tenía los ojos cerrados. Pasaron como quince minutos y Melody, ya estaba aburrida de esperar a que Liam la mirara.

- No te puedes quedar toda la tarde así, ¿sabes? -dijo burlona- ella sabía que la escucharía porque la puerta del balcón de Liam estaba abierta. De pronto, de golpe abrió los ojos. La miró fijamente y se sentó en la cama, siguió mirandola comprendiendo a que se refería y se dirigió al balcón. Y se apoyó con los brazos sobre el barandal.

-De verdad lo siento -dijo casi en un susurro. Sin mirar a Melody.

-Yo también lo siento, por haber abierto la caja... No tenía malas intenciones -dijo mirandolo con resentimiento.

-Ya... - Suspiró.

-¿Vas a ir al instituto del pueblo? -preguntó nuevamente animada Melody.

-Si, mis padres me matricularon... -torció una mueca.

-¿Qué pasa?, ¿no te agrada vivir aquí? -preguntó Melody.

-Si... bueno nosé, nos mudamos aquí, por una "nueva vida" que quería mi padre... Y bueno llegamos aquí donde el vivió cuando era pequeño -dijo seriamente.

-Bueno, quizás el cambio sea para mejor...-dijo Melody. Al cabo de un rato siguieron conversando, Liam se daba cuenta de que Melody no era como las demás chicas que conocía, no era interesada y lo mejor de todo que a cada rato le sacaba una sonrisa a Liam. De pronto Melody mientras escuchaba hablar a Liam, ella se daba cuenta de que estaba hablando algo serio con su vecino en su balcón. Se sintió emocionada.

-Entonces... -dijo Melody, nerviosa- ¿Tienes novia?.

-No... nunca he tenido -dijo Liam sonriéndole- quizás no soy lo suficiente bueno para alguna chica-dijo acompañado de una risita que dejó deslumbrar su blanca dentadura -y ¿Tú? - preguntó extrañado.

-No tampoco tengo novio, nunca lo he tenido tampoco -creo que tenemos la misma mala suerte -dijo Melody riéndose, a lo que él la siguió también.

- Quizás, somos dos con mala suerte.- Se rieron ambos.